domingo, 11 de abril de 2010

El Tizi N'Test

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La subida al N'Test

La carretera se ha vuelto intransitable y en la última hora sólo hemos recorrido veintiocho kilómetros. En muchos sitios ha sido erosionada por las torrenteras que conducen impetuosas aguas procedentes de los altos neveros, mientras que los pequeños derrumbamientos de desmontes y terraplenes son continuos. El estrecho firme, que si existe está lleno de baches, no alcanza los dos metros de ancho y, a su lado, sin separación alguna, los inmensos precipicios ahuyentan nuestra mirada que lucha por evitarlos. Los vehículos que transitan por aquí no pasan de un par de "TT" y alguna moto de europeo loco. Nosotros... bueno, tal vez nunca deberíamos haber venido tampoco...

¿Pasará la autocaravana con sus 2,95 metros de alto y 2,35 de ancho?

Ahora, pasados pocos kilómetros pero bastante tiempo, recuerdo las caras de los últimos humanos que nos veían salir por esta carretera... ¿qué pensarían? El miedo, la soledad, la impotencia... ¿Llegaremos alguna vez? Primera, segunda, primera... nunca la tercera. Más de tres horas llevamos para recorrer ochenta kilómetros... ¿Cuándo se acaba ésto? Miedo, soledad, impotencia... la naturaleza parece vencer al hombre...

Refugio en lo alto del puerto
 
Finalmente, la carretera comienza a descender. Delante de nosotros aparece el amplio valle del Sus y, más allá, entre una densa calima blanquecina, se divisan las suaves ondulaciones del Anti Atlas. Tarudant está ya cerca.

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