miércoles, 16 de septiembre de 2009

Amanecer en la gran duna

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A estas horas de la mañana los camellos parecen estar en su "hora punta" transportando turistas, ansiosos de ver amanecer desde la más alta montaña de arena del erg Chebbi. El recorrido es sólo a lomos de camello en su primera parte porque, a partir de determinado punto, la ladera se empina demasiado y los camellos no pueden subirla. Desde aquí es necesario hacer una penosa ascensión a pie hasta la cumbre, a 300 metros de alto sobre la llanura circundante, que sólo es posible si se toma con la calma y la fortaleza necesarias. Por cada metro que pretendes avanzar te hundes en la arena y retrocedes ochenta centímetros... y si cometes algún despiste puede que hasta más.
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Para cuando el sol se asoma, los sucesivos montículos que conforman lo alto de la gran duna están repletos de turistas que, sentados, esperan el acontecimiento. El saber de dónde ha salido tanta gente es para mi un misterio aún por resolver, pero el espectáculo de esa gente poblando las cumbres del desierto parece algo tan grandioso como el propio amanecer.
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Unas nubes lejanas y oscuras alivian con su sombra el descenso de las dunas, y un desayuno abundante nos espera para darnos las fuerzas con que cruzar nuevamente la hammada en nuestro regreso a Erfud.

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