viernes, 18 de febrero de 2011

Agadir, donde el Atlas se hace mar

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La ciudad de Agadir con su playa al fondo

Hace viento en Agadir, un viento fuerte y desagradable que deja vacías las playas y dificulta el caminar. A mitad de la amplia avenida que recorre longitudinalmente la ciudad, se encuentra el camping, que es amplio y limpio. Después de rellenar los papeles de rigor, comemos y recordamos la gran catástrofe de 1960.

Para algunos supersticiosos los años bisiestos son nefastos. Y fue un 29 de febrero de 1960 cuando, cerca de las doce de la noche, la tierra comenzó a temblar y todo se vino abajo en pocos segundos. Más de quince mil personas y la práctica totalidad de los edificios de Agadir desaparecieron bien a causa del propio terremoto bien a causa del tsunami que lo siguió. Pero los marroquíes decidieron recuperar la ciudad y hoy, con sus veinte mil plazas hoteleras, se ha convertido de nuevo en un gran centro de atracción turística.

Sin embargo, no nos engañemos, Agadir no es el auténtico Marruecos, Agadir es sólo sol y playa, y si acaso, viento, porque Agadir carece de otros atractivos que no sean los del turismo moderno.

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