lunes, 28 de septiembre de 2009

Y el cámping, ¿dónde está el cámping?

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El Atlas sierve de fondo a las ruinas de lo que debió ser un bello agadir. En estas fortalezas de barro, de carácter comunitario, los bereberes guardaban tanto las cosechas como los enseres propios para protegerlos de la rapiña de nómadas hambrientos o en caso de guerra con otras tribus.
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Algunos de los compañeros se han retrasado en la visita así que, haciendo de adelantados, salimos a la búsqueda de un sitio para acampar. Alguien dijo que oyó que, según le habían dicho, al parecer, no lejos de allí, había un cámping. Este cree que aquel sabe, el otro piensa que es el uno quien afirma... total, no averiguamos más y andamos los diez kilómetros que nos separan del presunto cámping... que no aparece. Preguntamos. Sí, nos dicen, a once kilómetros de aquí, frente a una tienda de minerales, está fácil de ver... a la derecha. Y recorremos los once kilómetros, pero no vemos el camping. Preguntamos de nuevo. Cierto, el cámping existe, pero aún está otros seis kilómetros más adelante... Y seguimos. Y pasan los seis, y los siete, y los ocho kilómetros... y no hay cámping. Preguntamos de nuevo. Un viejo, enfundado en una chilaba raída, nos contesta:

- Han tenido Uds. suerte, porque yo fui camionero, ¿saben?, y hacía la ruta a Marraquech; sí, me conozco esta carretera con los ojos cerrados. ¿Cámping, dice? No, verá, por aquí no hay ningún cámping, si lo sabré yo que fui camionero...

Nos miramos a los ojos. ¿Qué hacer? Estaba claro, dimos la vuelta, y a recorrer los treinta kilómetros de regreso cuidando de no cruzarnos con el resto del grupo. Cerca ya de Ait Benhhadu nos encontramos con nuestros compañeros. Era ya de noche...

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