domingo, 13 de septiembre de 2009

El Tafilalt. Erfud

-
Desde Er Rachidia a Erfud, la carretera sigue el margen izquierdo del río Ziz entre palmerales que ponen una pincelada de verdor al paisaje desértico del horizonte. El recorrido, de unos 75 kilómetros, tiene un gran interés paisajístico, permitiendo bellas vistas sobre el palmeral salpicado, aquí y allá, de viejas kasbahs. Es el Tafilete, la región de los filali, la que dió nombre a esa conocida y suave piel de cordero.

Erfud.Los ríos Ziz y Rehris alimentan el gran oasis de Erfud situado en el borde mismo del desierto. Sobre este gran oasis se desarrolló desde el siglo pasado una ciudad moderna que sirve de avituallamiento antes de las duras rutas saharianas. Llenamos, pues, nuestros tanques de combustible y de agua, comprobamos la presión de los neumáticos, los más precavidos instalan medias delante del filtro de aire y salimos, ansiosos, hacia el desierto.

La ruta sigue a lo largo de los valles del Ziz y del Rehris que nos acompañan, uno a cada lado de la carretera. Sobre el inmenso oasis se asienta el mayor palmeral de todo Marruecos.

A unos centenares de metros de Rissani se encuentran las desgastadas ruinas de la que fue fastuosa ciudad de Sigilmassa:


Bajamos los montes del Ziz, a través de inmensos palmerales de frutos tiernos y exquisitos, en dirección a la llanura donde se halla Segelmesse. O mejor debería decir donde se hallaba esa ciudad tan admirada por los viajeros de los tiempos pasados. Decían que la había fundado el propio Alejandro Magno, que su calle mayor tenía la longitud de medio día de marcha, que todas sus casas estaban rodeadas de un jardín y de un vergel, que poseía prestigiosas mezquitas y madrasas célebres.


Amin Maalouf, León el Africano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario