domingo, 6 de septiembre de 2009

La ciudad santa de Mulay Idriss

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Mulay Idriss vista por Jacques Majorelle
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Mulay Idris I era bisnieto de Mahoma y llegó a Volubilis huyendo del temido califa Harum al Rachid. En Volubilis debió ser bien acogido por las primeras comunidades musulmanas instaladas en la zona y, como consecuencia de ser descendiente directo del profeta, pronto fue considerado emir de los creyentes. Pero su éxito en las lejanas tierras del Oeste llegó a oídos del califa de las Mil y Una Noches que mandó un emisario para que lo envenenara. El murió, pero dejó un heredero, Idris II que, con el tiempo, sería el germen del primer imperio magrebí.

El mausoleo de Idriss I, en Mulay Idriss, se convirtió en un lugar de peregrinación al que todavía hoy acuden numerosos marroquíes, especialmente durante sus famosos mussen, y es considerado desde entonces un lugar santo.

Para un no musulmán que no pueda entrar en sus mezquitas, Mulay Idriss no tiene mucho que ver, salvo su espléndido enclavamiento en los alto de dos empinados montículos, pero las historias sobre esta ciudad son apasionantes. Baste solo con decir que aquí se celebraban algunos de los más macabros rituales que puedan imaginarse, eran los rituales de los Hamaacha y de los Dguria en que se llegaban a cortar cabezas con hachas para ser utilizadas como proyectiles de cañón (5).

Aparcados frente a la ciudad y con una vista maravillosa sobre ella, aprovechamos para comer y leer cosas sobre la más santa de las ciudades marroquíes. Después de comer, en unos minutos, hacemos el camino que nos separa de la capital del mayor de los sultanes alauitas, una ciudad de murallas ocres, rodeada de jardines y huertos...

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